Muchos especialistas coinciden en señalar cómo debería ser y en qué consiste una plancha de pelo adecuada: brinda la posibilidad de tener unos mechones de pelo exuberantes y sumamente brillantes, con apenas unos poquísimos movimientos de muñeca. Pero cuidado, ya que si eres una fan de las planchas del pelo y del cabello liso, ¿sabías que puedes estar dañando tu pelo cada vez que te pasas la plancha del pelo?.
No hay duda que las planchas de pelo supusieron una auténtica revolución para todas aquellas mujeres que deseaban tener el cabello liso en algunos momentos, y sin embargo no podían porque tenían el cabello rizado u ondulado, y no tenían las herramientas útiles para conseguirlo. O, bien, sí los tenían pero se necesitaba de mucha destreza y también de bastante paciencia.
Su origen, aunque no lo sepas, se remonta al año 1912, momento en el que Lady Jennifer BellSchofield creó el que se convertiría en el primer alisador de pelo. Éste consistía en dos placas de metal que descansaban entre una bisagra. Aunque no fue hasta los años 90 cuando este alisador se popularizó, tanto que hoy en día es posible encontrarlo en prácticamente cualquier hogar.
Sin embargo, ¿sabías que el uso diario de la plancha de pelo puede dañar el cabello, en especial si el cabello ya es, de por sí, grueso y seco, y además esta herramienta cuasi profesional se utiliza prácticamente cada día.
¿Por qué? Muy sencillo: el calor que desprende (y que es el elemento fundamental que brinda la posibilidad de conseguir que el pelo se alise), seca el cabello, haciendo que se vuelva más vulnerable, con las puntas abiertas y mayor predisposición a la rotura. Así, cuanto más calor uses, y con mayor frecuencia se use, el daño será peor.
¿El mayor enemigo? El calor excesivo
La mayor parte de las planchas de pelo suelen mantenerse a una temperatura que oscila entre los 120 y los 190 ºC. Pero los enlaces presentes en el pelo empiezan a romperse justo desde el momento en el que se alcanzan los 70 ºC.
Esto significa que, si además en el cabello hemos aplicado algún tipo de alisado, permanente o tinte, el resultado será increíblemente peor, puesto que a partir de los 130 ºC el pelo acabará por quemarse peligrosamente.
No obstante, si al aplicarte la plancha del pelo el cabello no tiene ningún tipo de producto químico como los mencionados anteriormente, la temperatura máxima que puede alcanzar este aparato es de 190 ºC, como mucho, eso sí.
El uso excesivo y la regularidad con que lo hagas
Como probablemente imagines, el calor no es el único problema de la plancha del pelo. También lo es su uso excesivo, así como la regularidad con que la utilicemos.
Por ejemplo, la mayoría de expertos no aconsejan utilizarla más de 2 a 3 veces por semana. Pero lo común es hacerlo más veces. Y si esto ocurre, la cutícula capilar acaba por debilitarse.
¿El resultado? Terminarás por conseguir todo lo contrario a lo que deseas. Es decir, en lugar de disfrutar de un cabello liso bonito, se acabará mostrando quebradizo, reseco, encrespado y áspero. Además, tendrá las puntas abiertas y se podría romper con muchísima facilidad.
¿Qué podemos hacer para usar la plancha del pelo con seguridad?
Si sueles utilizar la plancha del pelo muy a menudo existen una serie de consejos básicos que pueden ser de gran ayuda a la hora de evitar este tipo de problemas. ¿Y cuáles son los más recomendables? Toma nota:
- A la hora de evitar un calor excesivo. Es tan sencillo como utilizar la plancha del pelo a temperaturas no muy elevadas. Por ejemplo, como mucho, entre 120 a 180 grados.
- Evitar hacerlo de forma excesiva. No es recomendable utilizarla más de 3 veces por semana.
- Sigue una rutina adecuada. Lávate el pelo siempre con un champú de calidad. Luego, una vez hecho esto, aplícate un acondicionador permanente y, antes de plancharte el cabello, aún cuando el pelo permanezca húmedo, usa un producto adecuado para el planchado del pelo, que actuará como un protector térmico para evitar así mayores daños.
Una vez hayas seguido la rutina adecuada recomendada anteriormente, debes retirar toda la humedad presente en el pelo, secándolo muy bien. De esta manera, evitarás que el pelo se queme como consecuencia de que las fibras capilares se hayan debilitado.